Con fantasías me he protegido de la muerte inminente, retrasando la vida, olvidando que ella viene una, y otra vez.
Mi sombra ha sido, mi ansiedad e insistencia, hasta permitir mi humillación. Soy capaz, de permanecer, estoica frente a la ola que rompe. Pero no soy una roca. Soy capaz, de disiparme en la verdad de otros, olvidarme. Mi mente, fantasiosa, a veces ha disfrazado afectos ingratos, que seguido y perseguido, hasta disolverme.
Pero mi jardín me recuerda, que la fuerza de la tierra también la tengo yo, de moverme, de cambiar. Yo me traje aquí: a esta casa, a este patio, a este trabajo, a esta vida, a este cuerpo, que me permite aún conectarme al mundo. Mi cuerpo, refugio del fuego que me da la vida, mi cuerpo, instrumento para tocar la vida.
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